¿Y porque hay que hacer las cosas mal? Por una lectora cualquiera Esta historia empieza en la entrada de mi casa un 5 de enero, hace escasos días. Tirones de manos de mis niños para ver a los Reyes Magos, que hoy vienen a la casa de Cultura de Miajadas. ¡Vamos corriendo!. Llegamos con el tiempo justo: las 11.00 en punto, casi los primeros. Esta cerrada la entrada a la sala de butacas. Entran un paje sin vestir, un empleado municipal. ¡Vaya horas! ¿No ponía en el folleto verde a las 11.00? Seguimos esperando. Las 11 y cuarto. Vomita un niño en la puerta, pobrecito, serán los nervios, a limpiar con pañuelos. Las 11 y media. Se abre el acceso a la sala. Falta Baltasar; se tienen que sentar los niños a esperar. Saludamos a los pajes y reyes, todos voluntarios. Gracias a ellos los niños se ilusionaron. Sin más, se cierra el telón ¿Es que se acabo ya la función?. Se abre el telón, aplausos y ya se pueden poner en fila desordenada los niños. No hay discursos ¿Este señor será el maestro de cer...
Comentarios
Eso sí, too cemento y de un gris funcionario de la muerte, es de un original que te cagas. A este paso el único verde que va a quedar en el pueblo es el de esta página, o Blog, o como se llame, pero mira, mejor este verdirrojo que ninguno.
¡Qué cutre, por dios, es este gonbierno!
Por eso ahora, en el fondo me alegro de como está el pueblo, aunque sólo sea por un momento. Pero ¿tu sabes, que gusto da pensar, que esta gente, se tenga que buscar la vida, como todo hijo de vecino, para encontrar un mísero aparcamiento?
¿Por qué será que ahora, les interesa la Ordenación integral del tráfico en Miajadas?
La respuesta está clara: Es muy triste llegar por la mañana tempranito y puntual al trabajo, y de repente... ¡Huy, que lástima!, sino tengo aparcamiento. Y con las ganas y el fuerte ímpetu que esta gente pone en realizar sus tareas lo más pronto posible, esto es un impedimento muy grave, que hay que resolver lo antes posible.
Además, ¡Qué leches!, a mi también me gustaría llevar a mi mujer al mercado, y hacer mis compras, sabiendo que cuando llegue, un precioso aparcamiento me está esperando, ¡Hay que ilusión! y sólo para mí.