Diariamente la
televisión trata de forjar nuestra forma de ver las cosas
bombardeándonos con discursos elaborados y altisonantes de quienes
rigen nuestras vidas y de quienes les van sucediendo como si de un
turno se tratara, en sucesivas legislaturas. Su teatral puesta en
escena de una especie de antagonismo que no es tal cada vez engaña a
menos gente. Nos consta que terceras opciones que llegaran al poder
tampoco harían las cosas de forma muy diferente, puesto que el hecho de
que tal cosa suceda depende del apoyo determinante de los grandes
grupos de comunicación y de sus propietarios, los bancos.
Las políticas en relación al militarismo son un
auténtico espejo para comprobar la unidad de acción de todas las
opciones políticas que orbitan alrededor del poder.
Desde que el PSOE introdujera a España en su primera guerra
internacional moderna, en la década de los 90, (Bosnia), no ha habido
gobierno, de uno u otro partido que no haya incrementado la presencia
de tropas en unas y otras guerras a cual más canalla, criminal y de
intereses más inconfesables.
Actualmente destacan por su crueldad la guerra de
Afganistán, en la que tropas españolas combaten en medio del mayor de
los secretos al servicio de las estrategias e intereses de Estados
Unidos, y la misión naval en el Índico, consagrada, con la excusa de
combatir la piratería, a favorecer el expolio pesquero español a gran
escala en las incontroladas aguas de aquel océano.
A pesar de la publicidad del gobierno realizada en todo
tiempo gobierne quien gobierne, y de sus mil y una trampas contables,
el gasto militar español, cuando no sube, se mantiene incólume con
respecto a los recortes realizados en otras partidas.
Este año se ha conocido la colosal e impagable deuda que el estado
español mantiene con la industria armamentística, la cual lo hipoteca
para varias décadas. Hecho que no ha impedido que unos y otros
gobiernos sigan comprando y comprando armamento, en su mayor parte
completamente innecesario incluso para las necesidades bélicas actuales
y futuras del ejército español.
¿Quién se lucra sin cesar con este comercio criminal y disparatado? Un
buen botón de muestra de que estas prácticas implican a más actores de
lo que se piensa es un reciente titular dado a conocer por la propia
industria militar: “PSOE, IU, CCOO y UGT exigen que el Ministerio de
Defensa compre nuevos blindados”.
A la empresa armamentística Santa Bárbara, filial de una multinacional
estadounidense. Cosas similares se piden con respecto a Navantia,
industria naval bélica de propiedad estatal.
Otra novedad de este año es la presencia española en el
llamado “Escudo Antimisiles”.
Si fue el gobierno del PSOE, en los últimos estertores de su gestión,
quien negoció que el territorio español, como en los tiempos duros del
franquismo, se pusiera a los pies de la estrategia militar
estadounidense en esta nueva locura nuclear que resucita los peores
temores de la guerra fría, el nuevo ejecutivo del PP se apresuró a
corroborar el acuerdo y a ofrecer todavía mayor colaboración.
Por supuesto, como es habitual en estos temas -y en el resto de temas-
con secretismo y por completo de espaldas a la opinión de la gente.
Es preciso romper con este perverso orden de cosas. El
militarismo no tiene que ver con las “políticas” de unos u otros
partidos. Es una herramienta tanto para el control social como para la
pervivencia de las peores dinámicas del sistema económico capitalista.
Cuando no para el enriquecimiento personal de quienes lo gestionan. No
podemos seguir mirando al poder y esperando de él buena voluntad para
mejorar las cosas. Ahora lo que toca es organizarnos como personas de
la sociedad y empezar a recuperar la gestión de nuestras propias vidas.
En lo político y también en lo económico. La Objeción Fiscal al Gasto
Militar es una herramienta pequeñita pero muy digna y honesta.
Nos permite tratar de evitar parte del expolio que el poder hace de
nuestra riqueza para dedicarla a fines nocivos. El militarismo es uno
de ellos, si bien no el único. Un año más tenemos la posibilidad de
rescatar esa parte de nuestro dinero que va a financiar la injusticia
militarista y poder dedicarla a fines socialmente útiles y
transformadores. ¡Aprovechémosla!
http://antimilitaristas.org/spip.php?article5116
Comentarios