En un contexto de acercamiento gradual entre la tasa de actividad masculina y la femenina, el desempleo aumentó drásticamente entre 2007 y 2010 en el Estado español por efecto de la crisis, acercando la situación de hombres y mujeres y profundizando en las desigualdades de clase.
El desempleo global se ha multiplicado por 2,4 entre 2007 y 2010, pasando de unos 1912.500 parados a unos 4611.000 (según la media de los tres primeros trimestres de 2010). Y esto a pesar de que la Encuesta de Población Activa considera solamente como “parados” a quienes además de estar registrados como tales han estado buscando activamente empleo en los últimos tiempos (al resto de los parados se los considera “inactivos”)
El incremento del desempleo fue especialmente fuerte entre quienes trataban de incorporarse al mercado laboral (25-34 años). Según los datos de 2009, este grupo de edad es el que más sufre el desempleo (661.900 parados de entre 25 y 29 años, y 628.100 parados de entre 30 y 34 años). El siguiente grupo más afectado es el de quienes tienen de 20 a 24 años, que alcanzó en 2009 un total de 592.400 parados y ha continuado aumentando en 2010 (612.700 parados). Después el de los que tienen entre 35 y 39 años, que alcanzó un total de 564.000 parados.
El incremento del desempleo a partir de 2008 ha sido más fuerte en los varones que en las mujeres y el número total de varones desempleados ha superado al de mujeres desempleadas. El desempleo femenino ha pasado de 1049.600 a 1857.400 (+807.800), mientras que el masculino se ha más que duplicado al pasar de 862.900 a 2.292100 (+1429.200). El resultado es que en 2009 hay 2.292.100 varones desempleados y 1.857.400 mujeres desempleadas. Sin embargo, la tasa de actividad masculina sigue siendo mucho mayor que la femenina aunque la diferencia se haya reducido entre 2005 y 2009 (484.900 mujeres inactivas menos y 348.800 varones inactivos más). Así, la tasa de actividad masculina pasó de ser 1,8 veces mayor que la femenina en 2005 a 1,6 veces mayor en 2009. Globalmente, la tasa de actividad ha aumentado ligeramente (+136.100) entre 2005 y 2009.
Los y las menores de 25 tienen menos desempleo que otros grupos de edad porque están menos incorporados a la vida activa. Además, si en todos los grupos de edad se observaba desde 2005 un incremento continuado de la población activa, los jóvenes de 16 a 24 años están desde 2008 retrasando su incorporación a la vida activa. Seguramente, ante el panorama de la crisis y el incremento del desempleo, muchos de estos jóvenes han optado por alargar su período de estudios. En 2010 hay en esta franja de edad unos 26.000 inactivos más y unos 6.000 desempleados menos. Esto también se aprecia en los varones de entre 20 y 24 años, aunque todavía no en las mujeres del mismo grupo de edad –probablemente porque se compensa con la tendencia global de la incorporación femenina al mercado laboral-. La tasa de inactividad de las mujeres jóvenes vuelve a crecer a partir de los 30 años, seguramente como resultado del cuidado de los hijos.
La incorporación creciente de las mujeres al mercado laboral y el aumento del desempleo entre los varones han reducido la desigualdad de género: en 2009 hay casi tantos hombres de 25-29 años que no están trabajando como mujeres (558.400 frente a 571.100), y entre los jóvenes de 20-24 años 739.600 varones no trabajan, frente a 746.700 mujeres. El incremento del desempleo masculino ha incluso invertido la situación en la generación más joven: en el grupo de edad de 16-19 años, hay 814.200 hombres y 806.500 mujeres que no están trabajando en 2009. En los tres primeros cuatrimestres de 2010 se intensifica esta tendencia: 828.200 hombres y 812.200 mujeres de esta franja de edad no están trabajando. En los tres primeros cuatrimestres de 2010 también en el grupo de 20-24 años los varones que no trabajan ya superan a las mujeres (764.100 frente a 754.700). Queda por ver si la salida de la crisis mantendrá esta equiparación o se volverá a tasas de actividad muy diferentes entre hombres y mujeres. De momento esta equiparación se está produciendo sólo entre los más jóvenes, pues a partir de los 30 hay muchos más hombres que mujeres trabajando porque muchas mujeres se retiran del mercado laboral.
Sin embargo, la crisis ha profundizado las diferencias de clase social, pues el desempleo afecta más a los menos formados académicamente. Las cifras de la EPA de 2009 muestran “sólo” un 27’8% de desempleo de media entre los jóvenes de 20 a 29 años, pero las cifras varían bastante en función del nivel de estudios alcanzado. Así, entre la población de 25 a 29 años se aprecia en 2009 una tasa de desempleo del 15,11% entre los titulados universitarios, un 20,73% entre quienes hicieron la secundaria (segunda etapa), un 28,55% entre quienes tienen completaron la primera etapa de la secundaria, y un 37,8% entre quienes tienen sólo la primaria. Entre la población de 20 a 24 años, las cifras respectivas son 25,8%, 28’9%, 37,1% y 47%.
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