
Europa está inmersa en una crisis económica y pero también política.
El “No” al Tratado de Lisboa y a la Constitución Europea en Irlanda, Francia y Holanda, han demostrado que hay un creciente número de personas que no están en de acuerdo con las políticas de la Unión Europea.
Muchos europeos tenemos la sensación que la UE esta muy lejos, que no somos participes de su construcción, que no nos concierne, que se ignora nuestra situación.
Pues nosotros también decimos “no” al Tratado de Lisboa: porque se debe respetar la expresión democrática de la gente, basado en una participación activa de los ciudadanos y los parlamentos; y proponemos que los ciudadanos europeos discutan y debatan sobre una alternativa a este tratado.
Las condiciones de vida y trabajo de la mayoría de la población europea han empeorado rápidamente: largas jornadas laborales, una vida laboral también alargada, salarios insuficientes, desempleo creciente y de larga duración, sobre todo para los jóvenes, y deterioro, a veces irreparable, de los recursos naturales que permiten la vida.
Tampoco estamos de acuerdo, no entendemos, la agresividad de Directivas propuestas como la de la ampliación de la jornada laboral a 65 horas semanales o la que criminaliza la inmigración y recorta derechos fundamentales. Son una realidad escandalosa.
Y en relación a los recientes sucesos (como el conflicto del Cáucaso, la situación en Kosovo, los tratados bilaterales con EE.UU. sobre la instalación de bases militares en Europa del Este y la creciente carrera armamentística), pedimos a la UE que respete el derecho internacional, que sustituya la militarización de la política exterior sea sustituida por una política alternativa bajo el concepto de una seguridad basada en la paz, el diálogo y la cooperación internacional.
Comentarios